Si los políticos hacen las leyes, los gobiernos de turno designan el poder judicial, los jueces carecen de toda independencia y libertad para impartir la justicia. Los poderes económicos y políticos siempre tendrán a los jueces interpretando las leyes a su favor. En este país en los juzgados nadie sabe nada, no recuerda nada, yo confiaba en mi marido y firmaba lo que me decía, solamente tenían que saber todo, los que invertían en preferentes que no les informaban de nada.
La justicia es ciega.
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